Lo que me enseñó la práctica de Feldenkrais
Vivimos en un mundo en el que parece que más es mejor.
- Cuanto más hagas, mejor.
- Cuanto más te esfuerces, mejor.
- Cuanto más tengas, mejor.
Pensamos que ese «más» nos hará mejores o nos dará la felicidad.
¿Sabes qué descubrí (de verdad) gracias al Feldenkrais?
Que menos es más.
Lo has escuchado muchas veces, de eso estoy segura. Pero escucharlo ni siquiera se acerca un poco a lo que supone sentir esta certeza dentro de ti.
Y cuando lo sientes, cuando lo experimentas en tu propia piel, entonces todo cambia.
Pensé que aquel dolor no se acabaría nunca
Esta historia comienza en un centro psiquiátrico de Barcelona, donde ejercí durante 4 años como psicóloga.
Había estudiado danza contemporánea y psicología, y algo dentro de mí me decía que me faltaba algo. Un lazo de unión entre ambas que aún no acertaba a ver.
Así que aproveché una de esas vueltas locas que da la vida (y el amor) para mudarme a Brasil y explorar en profundidad mi faceta de bailarina.
¿Pero sabes qué ocurre (también) en el mundo de la danza?
Que más es mejor (o eso parece).
No solo estaba en un país extranjero, aprendiendo un idioma, comenzando una relación, lidiando con miles de emociones nuevas; sino que quise hacer más, mucho más.
- Más formación
- Más prácticas
- Más esfuerzo
Todo para bailar mejor.
¿Y sabes qué ocurrió?
Que me lesioné.
En lugar de seguir bailando y mejorando como yo soñaba, me quedé sin bailar.
Me dolía todo. Mis ambiciones se derrumbaron. Me tuve que rendir.
Hoy soy capaz de ver que tenía mucha actividad pero poco espacio para sentir lo que estaba pasando conmigo misma.
Pero justo esta lesión fue la que me llevó a hacer la Formación de Feldenkrais en Río de Janeiro.
Lo primero que me dijo el Feldenkrais
Túmbate y siéntete.
Así de simple.
Y en ese momento las cosas empezaron a organizarse.
En esa escucha (ese siéntete) se abre un espacio que te permite dar lugar a todo lo que está sucediendo en ti, todo lo que estás procesando sin importar a qué nivel (muscular, digestivo, nervioso, emocional, mental…).
Pero para abrir ese espacio necesitas guiar la atención a eso que es, eso que está en ti pero que nunca escuchas.
No se trata solo de tumbarte y sentir en general, sino de focalizar en puntos muy concretos y sutiles:
- ¿Qué pasa con esta parte de tu cuerpo?
- ¿Qué sucede cuando intentas moverla?
- ¿Sientes tensión? ¿Podrías hacerlo con menos?
Mientras vas experimentando el movimiento tomas consciencia de cuál es tu estado.
Y ese ratito que te das durante la práctica para escucharte puede marcar la diferencia en tu vida: la claridad con la que trabajas, con la que te mueves, con la que percibes lo que te rodea e incluso lo que te ocurre.
Si te paras a escuchar
Se puede decir que, durante los 8 años que viví en Brasil, una versión obsoleta de mí murió para renacer gracias al Feldenkrais con una lógica totalmente nueva.
Antes mi vida como bailarina consistía en hacer siempre más, pero nunca era suficiente.
¿Has tenido esa sensación alguna vez en tu vida? Nada de lo que haces parece suficiente.
Sin embargo, me di cuenta de que cada vez que regresaba de un módulo de formación en Feldenkrais en el que me había pasado 1 mes sin practicar danza, bailaba mejor.
¿Cómo podía ser?
Mucho mejor que cuando practicaba a diario y me formaba para mejorar como bailarina cada vez más y más y más…
La vida me estaba gritando: ¿ves como menos es más?
Había descubierto la magia del espacio.
Mi propuesta para ti
Más que pelearte con lo «malo» de tu vida y hacer más de lo «bueno» con mucho esfuerzo, el Feldenkrais te permite abrir espacio para que todo tenga cabida, lo bueno y lo malo.
Cuando hay espacio suficiente, lo malo se convierte en abono para que crezca lo bueno.
¿Pero cómo creas ese espacio?
La consciencia es un generador de espacio. Así que la estrategia principal del Método Feldenkrais es expandir la consciencia.
Descubres que no se trata de luchar contra lo que duele o se resiste, sino que es posible abrir más espacio para que todo tenga su lugar, sin asfixias. Todo se oxigena tan solo con prestar atención a algo que normalmente ignoras, moviéndolo, experimentando.
De forma sutil, al abrir espacio dentro de ti, todo lo que te habita cobra un nuevo significado. Cambias la forma de percibirte y de percibir lo que te rodea.
Así el Feldenkrais combina las ventajas de la meditación y de la exploración del movimiento. Te abre más ángulos de autoobservación.
Pero de poco sirve que te cuente mi descubrimiento si no puedes experimentarlo en tu propia persona.
¿Hacemos un trato?
Prueba el Feldenkrais. Experimenta. Investiga. Siéntete.
Puedes hacerlo aquí o en otro lugar si prefieres.
Pero si decides explorarlo conmigo, prometo guiarte y acompañarte en este viaje para que descubras la magia de tu espacio.
Sea como sea, encuentra tu laboratorio de consciencia a través del movimiento y aprende a escucharte.
Formación de Sirah Badîola
- Profesora acreditada del Método Feldenkrais (FGNA)
- Licenciada en Psicología (Universitat Autònoma Barcelona)
- Máster en Salud Mental y Clínica Social (IAEU)
- Profesora de Danza Presencia
- Terapeuta somática
- Bailarina contemporánea
¿Eres más de práctica presencial?
Salvo cursos y talleres puntuales alrededor de España y Brasil, puedes encontrarme la mayor parte del año en Donostia (San Sebastián), mi ciudad natal.
En mi propio espacio de trabajo, OyáLur, atiendo de forma individual y en pequeños grupos como profesora del Método Feldenkrais, terapeuta somática y profesora de Danza Presencia.
Quizás también me encuentres bailando, cantando y moviéndome sobre algunos escenarios independientes de danza y música.
Si quieres concertar una cita presencial conmigo, escríbeme a través del formulario de contacto.
Estoy deseando conocerte. 🌼